martes, 19 de junio de 2012

FIN DE CURSO

Durante esta última semana de clase, voy a abandonar mis labores filosóficas en la red, para adoptar un perfil más reivindicativo: el de docente de la Pública.

Empecé a trabajar en el año 1993 y todo lo que ha hecho la enseñanza pública, desde entonces, ha sido ir sumando preparación y medios. Me resulta inconcebible desandar el camino, aunque muchos hablen de las debilidades que ha adquirido nuestro trabajo. El mundo decadente al que nos enfrentamos, con un tipo de decadencia moral y no de capacidades, nos ha ido envolviendo y ha resquebrajado la cultura del esfuerzo.

Es esta vanalización del trabajo la que ha hecho caer en picado los resultados académicos que se miden, ahora, por número de abandonos. El látigo o la regla no son la solución, serán la entrada a un mundo acrítico y mi miedo ante lo que podría resultar ser una antiutopía, se dispara.

¿Cuántos días u horas le quedan a la FILOSOFÍA? Alemania que ha sido una nación rica en filósofos, también ha sido una nación emblema de los despropósitos humanísticos.

¿Cuántos días u horas le quedará a la LITERATURA? ¿Cuántos a los CLÁSICOS? ¿Nos acusarán de estar dormidos, de vivir del pasado? ¿No encontrarán una nueva droga, llamémosla "soma", que nos mantenga como seres útiles acríticos?

¿A qué se atreverán?